lunes, 1 de febrero de 2016

Anfitrión

En el imprescindible “Recorte de Hostias” de Mauro Entrialgo me enteré de la etimología de la palabra anfitrión; nunca me gustó la mitología clásica, eso es un hecho, pero la historia tiene su enjundia.
Copiopego de la Wikipedia:

[…]Anfitrión era el prometido de Alcmena, hija de su tío Electrión rey de Micenas, cuando éste fue atacado por Pterelao, sobrino del rey y aspirante al trono de Micenas. En el enfrentamiento murieron los hijos de los dos cabecillas. Para vengar la muerte de sus hijos, Electrión organizó una campaña contra los tafios, que habían intentado invadir Micenas con Pterelao al frente. Durante su ausencia pensaba dejar al cargo de sus posesiones a Anfitrión. Pero cuando Anfitrión regresaba de recuperar unas vacas que les habían robado los tafios, uno de los animales se enfureció, Anfitrión para pararla le lanzó un palo que rebotó matando a Electrión. Esténelo, rey de Argos, de quien dependía el reino de Micenas, aprovechó la circunstancia para desterrar a Anfitrión.Tras esto, Anfitrión se instaló en Tebas junto a Alcmena. Como ésta había jurado no entregarse a él hasta que sus hermanos estuviesen vengados, Anfitrión tuvo que emprender otra guerra contra los tafios. La noche que regresaba victorioso, Zeus tomó a Alcmena antes que él, adoptando la misma forma y aspecto que el rey y ordenando al Sol que no saliera durante tres días para permanecer una larga noche de amor junto ella, que creía estar con su esposo.Posteriormente también el verdadero Anfitrión se acostó con ella. De estas uniones nacieron Heracles, hijo de Zeus e Ificles, hijo de Anfitrión.El adivino Tiresias relató lo sucedido a Anfitrión, y este, al enterarse, intentó quemar viva a Alcmena, pero Zeus lo impidió.



La actual acepción de anfitrión, nos dice también la wiki, deriva de la obra de Moliere del mismo título, en el que nos señala que el buen anfitrión es el que ceba como a un gorrino en la cena a sus invitados.



Ayer volví a la imprenta con la intención de quedarme aquí, al menos unos días, y a fe que lo conseguí el primero de los días, pues no salí a casi nada durante el sábado, y no fue hasta entrado ya el domingo que me dirigí a La Tapadera, para cerrar los círculos que hay que cerrar. Rituales entre hermanos y otras oraciones de obligado cumplimiento.

Como algunos de ustedes ya saben celebré el sábado 30 mi ”housewarming party” que es algo así como invitar a tus amigos para que te calienten la casa —concepto que me descubrió Irene, que rápidamente asimilé para mis pamplinas—, y aunque lo que calentó en realidad fue la estufa de aceite, de amistad se llenó la casa. Ejerciendo de anfitrión, pero sin compartir mujer con Dios alguno —no tengo ni lo uno ni lo otro— e intentando ser detallista y obsequioso. Otro rito. Otro rito. Un rito de exorcismo de la semana pasada. La vergüenza y la ansiedad reparada por un jolgorio alegre acompañado de carnes y caldos, de horas de charla que te charla. Hoy he dormido muy poco, pero a pierna suelta. No sé si podrá volver el comezón, pero gracias a la ayuda materna se encauzó la logística del vórtice del kaos y gracias a los que asistieron la entropía disminuyó, como diría Dickens, del modo cursi que él tiene de decir la cosas, por los buenos sentimientos. Sí, y por el postre estratificado y chocolateado de Ana, claro, a la que echamos de menos. La mente humana es un misterio. O bueno, no lo es tanto, pero negamos el poder de la simplicidad. La navaja de Occan se puede aplicar a cualquier cosa, entre otras a mi mente enferma —no sé si es o está enferma, pero ahí sigue con el ris ris—. En los momentos de naufragio existencial, de la derrota —otra más— que sentí los días pasados no me imaginaba el efecto balsámico de un día así podía tener para conciliarme con la casa —y según Manolín sus fantasmas—, para congraciarme con mi nueva vajilla, para hacer mía la salita de abajo. No crean que está todo hecho. Ojalá. Queda la sala de la tele de arriba, a la que tendré que domar diciéndole cosas como el hombre que susurraba a los “livings” o así. Habrá forma y maneras de poner todo en orden poco a poco. Seguro. Y todas estas cosas que digo no las tenía como seguras ayer por la mañana, la mañana del sábado, pues mi nerviosismo y ansiedad era patente, como podrían demostrar algunos whatsaaps delatores que permanecerán ya para siempre en el mundo de la intimidad.
Agradecer, pues, a los que estuvieron. A mis padres adoptivos, María y Manolín, a Juanillo, a Ana que aunque estaba trabajando estaba con nosotros, a Irene que no dudó ni un momento en venir desde las tierras sevillanitas cargada de gominolas, a Pedro —que pon fin se bebió el vino prometido en octubre— y Mari Carmen, a Alfonso —que me obsequió con todo un Chesterton—, a Evaristo, ese revel graphic design… y a Raúl, que le pilló de rebote, pero que también contribuyó a la paz del hogar.
Muchos os preguntaréis porque os habéis quedado fuera. Y no me duele en prendas decir algunos con sus nombres. 
Manolín, chivito mío, tú vete reservando un miércoles sin presiones familiares, para hacer una cena en condiciones. 
Y Cobito malo, amigo Diego, un sabadito por la tarde formamos en la rebotica un contubernio judeomasónico para hacer travesuras de alto standing con Itucci Oro y lo que surja.
A los demás hay más días que ollas.
Y ya no aburro más. 
Os dejo con algunas instantáneas del ágape.



Escrito la mañana del 31 de Enero de 2016.























4 comentarios:

  1. Ya veremos que Heracles castreño nace de esa noche loca, loca, loca...

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    1. Ha salido el mismo Mameluco de siempre... hay un problema llamado domingo en mi vida que no lo arregla ni su sección "Cosas que hacer los domingos"

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  2. Me ha encantado lo del calorcillo humano, si hubiera estado cerca no me lo habría perdido. Besos gran Mame

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  3. Me ha encantado lo del calorcillo humano, si hubiera estado cerca no me lo habría perdido. Besos gran Mame

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